Los «asteroides» son pequeños planetas, ubicados entre los planos personales internos (Sol y Marte) que se mueven más rápidamente a través del zodíaco, y los planetas externos, sociales y colectivos (Júpiter a Plutón) cuyos movimientos más lentos marcan cambios generacionales. Ceres, Pallas, Juno y Vesta son rostros de la Gran Diosa que ahora está despertando en nuestra conciencia, acelerando habilidades tan urgentemente necesarias para resolver nuestros muchos problemas personales, sociales, ecológicos y políticos.
Ceres (Diosa del maíz y la cosecha) simboliza nuestra capacidad de nutrirnos a nosotros mismos y a los demás de una manera sustancial y metafórica. Como en el mito griego de Deméter y Perséfone, ella nos ayuda a dejar ir y morir, a comprender la dinámica madre-hija, a criarnos y educar con nuestros sentidos.
Juno (Reina de los dioses y de las relaciones) nos muestra qué tipo de asociación comprometida anhelamos, nuestra propia manera individual de encontrar satisfacción en la asociación personal y profesional. Quiere que los socios trabajen en equipo, con iguales derechos y responsabilidades.
Pallas (Atenea) es un símbolo de nuestra inteligencia creativa y, a menudo, insinúa el sacrificio de la propia creatividad de las mujeres o la falta de respeto por ella. Ella pone en primer plano los problemas de padre e hija y señala las dificultades para unir la cabeza, el corazón y el útero.
Vesta (Sacerdotisa del Fuego) nos recuerda ante todo que nos pertenecemos a nosotros mismos y que podemos hacerlo. Ella nos muestra cómo regenerarnos, activar nuestra pasión y cómo vigilar cuidadosamente nuestro fuego interior en las tormentas de la vida cotidiana.
Athena, Vesta, Juno y Ceres, son diferentes expresiones de la Venus, que completan la experiencia femenina y la acercan a su finalización. Representan las funciones y diferentes actividades de la naturaleza femenina.
En otras palabras, los asteroides describen la experiencia femenina, completan el arquetipo de la Venus, proporcionando diferentes campos donde la naturaleza femenina se puede expresar.
Sin dejar afuera a la importante Lilith, los arquetipos de estas diosas, vírgenes en su mayoría, pero no en el sentido judeo-cristiano, sino como expresión de buscar completarse por uno mismo, sin necesidad de incorporar al otro, sin depender de lo masculino.
Ceres, la madre, Pallas Athena, la guerrera y la intelectual, Vesta, la diosa que no necesita de otros para sentirse completa, Juno, el arquetipo de la esposa, reina sobre las relaciones de pareja y el poder de la mujer en el matrimonio. Por supuesto que encontramos estos aspectos de lo femenino también en el hombre.