De manera parecida surgieron muchos mazos de Tarot, cada uno modificado inconscientemente por la filosofía vital del grupo que lo utilizaba. Incluso las cartas comunes que hoy conocemos derivan del Tarot antiguo y varían en gran medida debido a sus siglos de utilización como instrumentos de juego.
A causa de sus características inherentes, existe diferencia entre las cartas inglesas, alemanas, italianas, francesas y gitanas. Sin embargo, debido a que cada una fue modificada para ajustarla a las propias convicciones profundas, cada grupo las utiliza exitosamente para predecir la fortuna, a causa de la armoniosa correlación existente entre las cartas y las mentes subconscientes.
Por lo general, los historiadores del ocultismo ubican el registro primitivo de las cartas del Tarot en el siglo XIV. Con todo, la tradición hermética sostiene que alcanza a los 35.000 años de antigüedad. Los mazos que evolucionaron en los siglos precedentes no se ajustan a las asociaciones auténticas con la ley universal tal cual la investigaban los antiguos sabios. Existe fundada razón para esta discrepancia.
Cuando el sacerdote dogmático desapareció, el conocimiento se mantuvo en secreto. El hombre no había evolucionado hasta un nivel donde pudiera comprender el significado espiritual existente detrás del simbolismo, ni había podido aprender a controlar las fuerzas que lo rodeaban, tanto en el plano físico como en el astral. Manejar la energía oculta es peligroso, a menos que se conozca lo que se hace.
Los custodios de este conocimiento espiritual fueron obligados a conservar esta información dentro de los límites de las hermandades secretas, donde los miembros ingresaban a través de una rigurosa instrucción espiritual, «antes que las verdades les fueran reveladas. De esta forma, los misterios fueron divulgados a los aspirantes sólo después que éstos pasaron exigencias y rigores para poner a prueba sus merecimientos.
En esta Edad de Acuario, los astronautas se hallan explorando el espacio exterior y los acuanautas las profundidades del océano. El hombre ha evolucionado hasta un alto nivel físico, y tiene acceso o las más amplias posibilidades educativas.
Esta es una era fantástica para que el hombre pueda Investigar cuanto desee sobre sí mismo y sobre el universo.
Los 22 Arcanos simbolizan, en síntesis:
I. El Mago — Simboliza la Voluntad.
II. La Sacerdotisa — La ciencia que debe guiar a la Voluntad.
III. La Emperatriz — La acción que debe manifestar la Voluntad unida a la Ciencia.
IV. El Emperador — La obra acabada.
V. El Hierofante — La inspiración que el hombre recibe de los poderes ocultos.
VI. Los dos Caminos — La prueba a la cual está sometida la Voluntad frente al Bien y al Mal.
Vil. El Carro de Osiris — La Victoria, fruto de la Verdad y la Justicia. VIII. La Justicia — El Equilibrio.
IX. El Ermitaño — La Prudencia que mantiene el Equilibrio.
X. La rueda de la Fortuna — Fortuna buena o mala.
XI. El León Domado — La Fuerza que cada hombre debe conquistar mediante el desarrollo de sus facultades intelectuales y morales.
XII. El Sacrificio — Muerte violenta, expiación.
XIII. La Muerte — Transformación.
XIV. La Temperancia — Iniciativa, por la Voluntad, la Ciencia y la Acción combinadas.
XV. Tifón — La Fatalidad, lo imprevisto.
XVI. La Torre Fulminada — Catástrofe, caída, ruina.
XVII. La Estrella Resplandeciente — La Esperanza que salva mediante
la Fe. VIII. El Crepúsculo — Decepciones.
XIX. El Sol Radiante — Felicidad terrestre.
XX. El Juicio — Renovación que cambia el Mal en Bien o viceversa.
XXI. El Mundo — Recompensa del hombre que ha cumplido su misión en la tierra.
XXII. El Loco — Expiación.